El Cuco es un ave que parasita la puesta de otras aves. Su acción no se limita a una sola especie, pero parece ser que cada hembra se especializa parasitando los nidos de una misma especie y que esta probablemente coincida con la especie que la que se crió.
Llama la atención el tamaño de la cría del Cuco, que ni siquiera cabe en el nido, alimentada por una hembra adulta de otra especie de mucho menor tamaño.
Puede resultar extraño que este engaño tan flagrante pase inadvertido, pero hay un detalle que no es muy conocido. Se trata de la venganza del Cuco de la que hablaremos luego.
Descripción de la acción parasitaria del Cuco Común:
La hembra una vez que localiza un nido deposita un solo huevo en él aprovechando un descuido de la propietaria que no advertirá la diferencia del huevo con los huevos de su prole.
Será el poyuelo del Cuco, poco después de salir del cascarón, el que expulse a los restantes huevos, o en su caso a los poyuelos del ave parasitada.
El pequeño invasor, después de expulsar a su competencia se queda con todo el nido para el sólo y recibirá todos los cuidados de su madre adoptiva pese a pertenecer a una especie diferente.
Desde un punto evolutivo parece un contrasentido que las aves parasitadas no sean capaces de adaptarse para reconocer a estos enemigos que matan a sus crías.
Un comportamiento vengativo:
La explicación de esta falta de adaptación de las aves parasitadas, está en que el Cuco no abandona totalmente a su cría después de la puesta pese a no intervenir en sus cuidados.
El Cuco vigila todas sus puestas en los distintos nidos donde ha depositado algún huevo.
Si el Cuco detecta que su engaño no ha tenido éxito y que su huevo ha sido destruido al no ser reconocido como propio, reaccionará matando a toda la progenie de esa espabilada ave, para que esa habilidad de detectar impostores, no prospere en generaciones futuras. Se trata de una lucha de estrategias adaptativas entre especies que continuarán compitiendo y evolucionando juntas.
Esa venganza del Cuco no beneficia al individuo que la lleva a cabo, pero sí que beneficia a toda su especie porque impide la adaptación evolutiva de las aves parasitadas para resistir a esa forma de parasitismo.
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