En enero ya publiqué un articulo, El impacto medioambiental de la explotación del esquisto mediante el fracking. en el cual explicaba en qué consiste esta técnica y algunos de sus riesgos.
Cada vez hay más información sobre el fracking y cada vez parece más feo.
Políticas locales a corto plazo:
El Parlamento de Cantabria ha sido la primera comunidad en aprobar recientemente y por unanimidad una ley que prohíbe el fracking en todo su territorio por elementales razones de prudencia, tal y como ya ocurrió en diferentes países de nuestro entorno, pero la ley cántabra puede ser recurrida por el Gobierno Central ante el Tribunal Constitucional.
En España tanto el PP como UPyD parecen estar tomando posiciones para favorecer el fracking.
De hecho la paralizazción de las renovables podría estar causada por el poderoso lobby del petroleo que apuesta por el fracking en claro detrimento de las renovables.
Los peligros medioambientales del fracking no se limitan a los terribles efectos tóxicos locales, sino que tiene unos efectos globales graves sobre el cambio climático, debido a que fraking además de paralizar las renovables produce importantes fugas de gas metano que tiene un efecto invernadero 23 veces superior al del CO2.
Políticas globales a largo plazo:
Existen dudas de que el cambio climático, que tendría resultados devastadores en todo el planeta, pueda ser impedido reduciendo la emisión de CO2 a cero. Ello se debe a que existe una fuerte inercia producida por fenómenos de realimentación positiva que han desestabilizado todo el sistema climático global. A pesar de estas dudas y de la gravedad de las consecuencias no solo no hemos reducido la emisión de gases de efecto invernadero sino que la estamos aumentando.
Las energías renovables suponen pagar una factura económica inmediata, mientras que el fracking supone una factura muchisimo mayor pero que de momento está pasando desapercibida porque tiene un efecto aplazado en unas pocas décadas. El plazo de tiempo que interesa a los políticos es de cuatro años. Estamos siendo gobernados con criterios cortoplacistas tan sumamente miopes que de seguir así pondrán en riesgo la propia supervivencia de la especie humana.
La industria de los hidrocarburos ante la escasez de petróleo y su aumento de precio se ha volcado en la búsqueda de nuevos tipos de yacimientos de peor calidad y mucho más peligrosos de aprovechar. Tenemos todavía fresco en la memoria el resultado de la explotación de petróleo por parte de BP. Estas extracciones fueron realizadas en el golfo de México a profundidades demasiado elevadas para ser seguras.
El legado del vertido de BP: peces deformes y personas gravemente enfermas
Pasados tres años desde la catástrofe por el vertido de BP en el golfo de México, los científicos advierten de que su ecosistema «está mal» y de que existen riesgos para la salud humana.
Once trabajadores murieron en la explosión. Se vertieron 4,9 millones de barriles de petroleo en el golfo de México.
Este tipo de riesgos cada vez más frecuentes son inasumibles. Las justificaciones de crecimiento económico en que se sustentan estos atentados medioambientales corresponden a un modelo económico insostenible que provoca periódicamente reajustes económicos durísimos a cargo de los de siempre, de los ciudadanitos.
La falta de compromiso político con el medioambiente en España:
En España tenemos que estar atentos a tres zonas donde podría usarse el fracking por poseer reservas de gas no convencional: En el norte de España hay una gran zona que afecta a Cantabria, Euskadi, Navarra, La Rioja y el norte de Castilla y León. También hay otra zona en Aragón y otra más en Andalucía. Todo ello puede verse o bien como un potencial veneno o como una fuente de riqueza para España.
No estamos aprendiendo de nuestros errores: durante los años 80 y 90 investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNAS), dependiente del CSIC, habían señalado la presencia de importantes niveles de metales pesados en el río Guadiamar, y avisaron del riesgo que implicaba para el Parque Nacional de Doñana la existencia de una inmensa balsa de residuos sita en la cabecera del cauce que regaba las valiosas marismas del Guadalquivir.
Las advertencias fueron ignoradas. En 1998 se produjo la rotura de la presa de la balsa de la mina de Aznalcóllar, propiedad de la empresa sueca Boliden. La ola de lodo tóxico arrasó 4.634 hectáreas de terreno Patrimonio de la Humanidad. La recuperación de la zona consistió en crear un corredor ecológico con zonas recreativas, como el Jardín Botánico de Buitrago y una ruta entre Sierra Morena y Doñana para practicar senderismo o cicloturismo.
Lo cierto es que el desastre de Aznalcóllar pudo ser evitado porque fue largamente advertido y denunciado. Por ello hay que desconfiar de los esfuerzos políticos para hacerse perdonar. Estos esfuerzos siempre llegan a destiempo y no implican que las lecciones fueran aprendidas.
En España se han gastado recursos económicos en proteger la biodiversidad, como no podía ser de otra forma, pero el compromiso con la defensa de la biodiversidad y del medioambiente no es firme. Constantemente estos compromisos se ven afectados por otros intereses cortoplacistas de tipo económico. Un ejemplo podéis comprobarlo en esta noticia: Objetivo: exterminar al lobo
La política del PP frente al cambio climático es nefasta, supone minimizar la lucha contra el calentamiento climático para maximizar los beneficios de las grandes empresas. Por lo visto la política de UPyD podría ir dirigida en el mismo sentido ya que aunque no se atreve a pronunciarse a favor con claridad, está contemplando el Fracking como una posibilidad, lo cual ya es una barbaridad.
En resumen: en materia medioambiental, los políticos vienen haciendo el mínimo posible, en previsión de que esa fuerte inversión a largo plazo la recoja años más tarde otro partido. Lo lamentable es que nos toman por idiotas y muchas veces les damos la razón en las urnas.
Según las previsiones electorales, la suma de votos del PP y de UPyD podría garantizar el avance del fracking en España. Si algo sale mal, echarán la culpa a las empresas contratadas por ellos. Todo demasiado previsible y muy sombrío.
Por desgracia los temas medioambientales están perdiendo prioridad por culpa de otros igualmente causados por la clase política, tales como el paro, los desahucios, las estafas masivas tipo preferentes, la privatización de la sanidad, los recortes en atención sanitaria, etc.
Presiento que la factura medioambiental será más elevada que todo esto, pero la pagarían nuestros nietos que tendrán palabras muy poco amables para nuestra generación.
Hay conocimiento sobre la peligrosidad del fracking:
Uno de los artículos mejor documentados que he leído últimamente es este:
Fracking: una fractura que pasará factura
Por Aitor Urresti y Florent Marcellesi1
Artículo publicado en la revista Ecología Política, nº43
Hay una nueva palabra de moda en el mundo de los hidrocarburos, un nombre que se repite una y otra vez: fracking.
Síntesis de la situación en EE.UU.:
En la actualidad hay 500.000 pozos perforados, y un ritmo de explotación de más de 30.000 pozos nuevos al año. Durante el mandato de Bush se derrogó una ley de agua potable segura para poder continuar con el fracking. Las agencias medioambientales están siendo privadas de recursos económicos y por ello no pueden competir en los pleitos con los poderosos lobbies del petroleo.
Allí, el sistema sanitario es carísimo y muy poco garantista. Como consecuencia de la contaminación del agua y del aire provocada por el fracking, se han dado problemas de salud tales como casos de cáncer, problemas respiratorios, daños cerebrales, desórdenes neurológicos, hipersensibilidad a químicos…
La desigual lucha entre el movimiento antifracking y el poderoso lobby del petróleo ha logrado alguna moratoria en forma de prohibiciones de explotación temporal para algunos estados en tanto no se conozcan mejor los riesgos asociados al fracking.
Conclusiones:
En lugar de solucionar el problema del vertido de CO2 estamos creando uno nuevo. Si pensábamos que la energía sostenible terminaría imponiéndose por sentido común, y que agotado el petroleo, las emisiones de CO2 empezarían a reducirse, nos equivocamos.
La fecha más repetida como fecha fatídica es la de 2050, pero es solo una fecha. Estamos ante un escenario donde todas las previsiones catastrofistas sobre el calentamiento global podrían verse no solo confirmadas sino superadas. De hecho, las últimas correcciones a las previsiones iniciales fueron siempre para empeorar nuestras perspectivas.
Confieso cierta sensación de impotencia, imagino que a mis nietos les diré que voté en contra del Fracking. Supongo que les podré mostrar estos artículos a modo de disculpa personal, pero lo que viene puede que sea muy gordo y si me replican diciendo que podría haber hecho algo más, me quedaré sin argumentos.
Todos podemos hacer mucho más. Sobre todo si nos ponemos en lo peor y no especulamos con la posibilidad de que los científicos estén equivocados o con que una supuesta providencia divina nos salve de tantísima insensatez.
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